9.13.2006

capítulo 1 798 572

Hoy presentando:
Ratón de corte y ratón de aldea
desde el hospital regional de la localidad Z
Arrivamos
Una vez superadas las desavenencias obligadas del tipo no-doy-con-la-dirección, llegamos al hospital en cuestión. La estructura, lo primero que me fijo al llegar, se mantenía en buen estado. A penas la vi, empecé a elaborar y descartar teorías. Mi conclusión fue que a pesar de no ser tan nuevo como aparenta, se conserva porque lo usan muy poco.
Las salas eran amplias, sin aire acondicionado, pero favorecidas por una generosa brisa, resultaban medianamente agradables. Los ascensores relativamente conservados, y así todo en general. Pero lo cierto es que todo en ese lugar tenía un deje a interiorano que era imposible no poner las cosas en contexto una vez allí.
Esperamos
Se nos informó que el doctor R, no había llegado todavía, así que nos dispusimos a esperarlo en una especie de lobby improvisado para los visitantes. En eso, se acercó muy confianzudamente una señora, evidentemente paciente psiquiátrica y nos preguntó por gente que nosotras no conocíamos, pero asumimos que se trataba de otros estudiantes que en algún momento también pasaron por allí. Nos dijo que una tal Meri, por ejemplo se iba a casar con su hijo, que ya habían salido y todo "allá en Panamá" y millones de fantasías más. Por un momento se distrajo al verle el escote a una de las compañeras. "¡Cúbrete!, que ustedes vienen a una "escuela" donde no pueden enseñar nada, porque después los hombres se asoman (cosa que hizo) y dicen WAAAAOOOO". Acto seguido, nos pasó revista a todas, aprobando a algunas, desaprobando a otras, las cuales siguieron siendo sermoneadas.
R sediento de compañía
Siendo las 9:00 llegó el doctor R. Un señor que pasaba los cincuenta años, muy del tipo dandi, de esos que alguna época fue el más guapo del pueblo, porque en el pueblo no había nadie más. Y así con una tendencia verdosa, de aquellos que no conocen más ocupación que la de acicalarse, perfumarse y andar vagando todo el día buscandoa la primera que cae, nos recibió galantemente en su oficinita de cuarta. Al darse cuenta que eran 6 mujeres estudiantes pareció complacido, y el ambiente que ya era tenso, se enrareció más.
Así continuó todo durante toda la jornada, hasta que el peso de la situación se alivianó para nosotras al llegar la veintiúnica paciente femenina, una muchachita tímida y escuálida de 25 años, que llegó quejándose de tos y fiebre. Sin pensarlo dos veces R nos mandó a buscar una bata para la paciente mientras le indicaba donde desvestirse. La auscultó por todos lados y con mucho esmero la examinó (ahorraré detalles). Diagnosticó un resfriado común, pero le mandó una radiografía de tórax y le dijo que regresara...

3 comentarios:

Alma dijo...

Tienes una manera muy peculiar de narrar, hasta pude verlo, sin embargo, Tengo una fuerte manía a preguntar cuando se trata de estudiantes;
¿crees que el R doctor lo hizo bien?
Si despues de todo afianzó su "tendencia verdosa", ¿en qué pudo equivocarse? Y por último, si fueras tu, ¿qué harias antes de ordenar la "placa"?

DTB

wakalani dijo...

1) si vamos a hablar de equivocaciones creo que de todos los personajes, la de mejor proceder fue la paciente psiquiatrica. Es todo respecto a esa pregunta.
2) Antes de ordenar cualquier examen de laboratorio o de gabinete tienes que ver qué te dice la historia del paciente y su examen físico, en eso se basan las órdenes. Claro que hay formas y formas de examinar.
3) A que te refieres con peculiar?
4) Gracias por comentar =)

Alma dijo...

Cuando digo peculiar, me refiero a esa forma propia y exclusiva que tienes de escribir, en otras palabras,
tu estilo;

"manera muy peculiar" = estilo propio


DTB

PD: No hay por qué.