12.13.2011

adaptacion

Probablemente se trate de una serie de absurdos, pero reivindicando el consabido derecho a la libre expresión, a gritar al viento, a llenar el ciberespacio de más basura, pero sobre todo ante la impotencia de hablar con quien se debe/de ser escuchada por quien debe me dedicaré en esta oportunidad a verter el contenido de lo que ebulle en mi cabeza. Al que le toque leer, que me disculpe de antemano.
Pienso en adaptabilidad celular. Ante una injuria una célula intenta adaptarse, esta adaptación implica varias alternativas: desde multiplicarse, agrandarse, morirse o dejar que el daño la mate. Supongo que lo mismo pasa con la gente. Dejarse "matar" (en sentido figurado) es la tendencia, al menos en este medio. Y se vuelve difícil y agotador defender, conservar la dignidad en medio de la necrosis. Estoy cansada.

12.23.2009

Sociedad, espero que no estés sola sin mí

El otro día este amigo mío me llama en hora pico. Me dice que tiene un evento lo invitaron a una suerte de... presentación ¿? No lo sé! pidió que lo acompañara. Hizo la salvedad que la tarjeta solicitaba a los asistentes acudir en "ropa de calle".

Probablemente a estas alturas yo deba respetar el hecho de que ropa de calle se refiere a algo casual pero elegante, ni muy muy, ni tan tan. Sin embargo decodificar el lenguaje cifrado de la etiqueta no es algo que me interese. De mi gusto hubiese ido asquerosamente cómoda, como siempre, con mi ropa de pisar la calle; pero en vista que no quería dejar mal a mi amigo, puse de mi parte.

Repugnancia. Cuando llegué todo el mundo se había decidido a darle uso a ese trajecito tipo boda-de-la-prima-Carmen y a beber con el meñique en extensión. Y no es que lo resienta, me importa poco cómo se viste la gente. Pero justamente esa lucha encarnizada por pretender regirse a fuerza cánones sociales hasta rayar en lo fingido resulta ridícula, infructuosa y sobre todo agotadora.