10.31.2006

Vasos llenos, vasos vacíos, vasos quebrados

Ahora nos amaparamos bajo el buen paraguas del optimismo para matizar la situación mientas se vislumbran (mínimamente) las consecuencias económicas desfavorables por venir.

La prensa dice:

El 3.5% de aumento en el costo de los peajes para los buques que transitan el Canal de Panamá representará, al final de la cadena, un aumento en el precio de los productos para el consumidor.
La Cámara Marítima de Panamá está consciente de que el costo de los fletes subirá y con él, el precio al consumidor. Sin embargo, Robert James Boyd III, de la naviera Boyd Steamship Corporation, piensa que "el verdadero hombre de negocio no ve el vaso medio vacío sino medio lleno", y dijo estar seguro de que las ganancias serán mayores que el aumento.
La nueva tarifa debe ser aprobada por la junta directiva de la Autoridad del Canal (ACP), por el Gabinete y la Asamblea Nacional.


Estando todos felices por el sí, a nadie le importó el de aumento, ya que todos le pasarían el gasto al siguiente consumidor, que en última instancia... ¿quién cree usted qué es?

10.25.2006

yo opino

En este país - y digo este país porque solo me consta lo que pasa acá, de momento - es todo como un festival circense, incluso (y quizá hasta principalmente) el descontento popular.
Luego de los hechos acaecidos el día lunes, el tema del transporte sale a escena y empieza entonces el númerito gubernamental de los malabares buseriles. Y esto será tema hasta cuando bajen las aguas o la próxima Fuenteovejuna de turno se levante en armas, tal y como recientemente ha pasado con el tema de las intoxicaciones, que para beneficio de las autoridades ha quedado bastante soslayado.
De momento, la moda será caerle en plancha a los buseros. Y sí, realmente no existe nada que una más al panameño que hablar mal de un busero. Tanto conductores particulares como usuarios, todos nos vimos afectados en algun momento por el mal proceder de un transportista. Sin embargo pretender corregir el problema de la noche a la mañana a santo de boletas, detenciones y cambios súbitos en los reglamentos son producto de la más barata demagogia. Pienso que si vamos a buscar culpables (y de paso soluciones) de lo que sucedió el lunes y de lo que sucede y deja de suceder en las paradas cada día antes y después del lunes, yo voto por incluir a Martín en el saco junto con los conductores de buses. Y no, no estoy chocheando, digo Martín, como pudiera decir también Mireya y el Toro y cualquier otro, pero Martín es el actual, es él quien se ha encargado en menos de dos años de cambiar al director de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre en dos oportunidades (no hablemos del Ministerio de Gobierno y Justicia, ni de directores de la Policía, etc.). Las personas a cargo de poner las cosas en cintura no fueron elegidos por voluntad popular, sino que fueron designadas por la graciosa mano del Ejecutivo, son sus botellas que no hacen, ni hicieron nada, que no les importó con nada y que son responsables de esos dieciocho y de los otros cientos que son atropellados, accidentados y maltratados todos los otros días.

Relacionado
  • Subiendo y no bajando. Para que no se diga que estoy inclinada hacia el gremio buseril, acá les dejo algunas condiciones a las que se comprometieron los transportistas en aquélla ocasión que aumentaron el pasaje.

teorías conspirativas y teorías conspirativas

Conozco un profesor de aquellos de la "vieja escuela", pero contrario a lo que pueda pensarse el tipo no era ni riguroso, ni grosero, ni patán. Se trata más bien de un abuelito dulce, con ideas brillantes, buenos sentimientos y una formación excelente; pero... estaba senil.
Ayer me lo encontré después de mucho tiempo de no verlo, le pregunté qué le había parecido ese golpe bajo que recibimos con los resultados del referendum. Tan tranquilo como convencido me dijo que él sabía que todo había sido manipulado. Con toda inocencia pensé que el hombre tenía conocimiento de algo que yo ignoraba. No había yo terminado de pensar cuando me dice: "Claro! si Bush fue quien prestó ese poco de computadoras que usaron pa contar los votos". Me sonreí por dentro, mientras él seguía opinando. Le pregunté entonces cómo explicaba el abstencionismo masivo y naturalmente responde: "Es que el pueblo sabía que Bush había prestado las computadoras... "
Una ternura de abuelo.

10.12.2006

Porque yo fui una de esas...



Quién sabe, quizá lo sigo siendo...

10.07.2006

sobre huevos y piedras

Desde el primer día que cruzas la puerta de un hospital, en calidad de estudiante, siempre hay alguien que se encarga de hacerte comprender lo mucho que estorbas, lo poco que sabes y lo inútil que eres. Ante eso la gente se adapta e incluso aprende a ser así con todo el que, en esta taxonomía médica, esté por debajo de ellos.
Una vez te acostumbras a la verticalidad mezquina de este sistema de salud, sabes que siempre serás el huevo y ellos la piedra, si les caes te revientas y si ellos te caen, igual. De manera que esto de la presión psicológica no es nuevo.
Pero por más que creas que lo has visto todo, indiscutiblemente siempre surge algo inesperado; algo que para bien o para mal te desconcierta. Así pues, con todo y lo que he pasado en estos sopotoscientos años que tengo en la misma carrera, jamás había sentido mi ego tan pisoteado como durante esas dos semanas que roté en la consulta externa de la especialidad más insignificante de la medicina interna. ¿Arrogante yo? Tal vez.
Como sea, todo queda en familia. Mis jefes eran una pareja de doctores, genéticamente vinculados y altamente reconocidos en esta suciedad, por su abolengo más que por cualquier mérito médico. Y aparentemente, esa superioridad es algo de lo que no se pueden desvincular. Entrar en contacto con ellos desde un principio fue como retroceder al siglo XVII, ellos eran los latifundistas y nosotros los peones. No digamos tanto que era porque nos tocaba trabajar duro, pensemos por un momento que para eso estábamos; sino más bien por la manera tan déspota y tan humillante como nos trataban. De las cosas más light, recuerdo un día que me tocó asistir sola a uno de ellos, el médico A; mientras que mis otros dos compañeros estaban con el otro: el médico B. La jornada transcurrió sin sobresaltos, nada distinto a los desprecios y degradaciones de cada día. Todos terminamos el trabajo casi al mismo tiempo y pero no en el mismo lugar, de manera que cuando el B le dijo a los chicos que podían irse, A y yo no nos enteramos así que los colegas me buscaron para avisarme que nos podíamos ir. Me acerqué al doctor A, viendo que todo estaba hecho y en un intento de decir, "me necesita para algo más" le pregunté: " ¿me voy, doctor?" Para que fue eso. Comenzó a hablar enérgicamente, me preguntó que hora era y cual era mi hora de salida, me preguntó por qué razón me iba yo a ir antes, le dije lo que había pasado, llamó a B para confirmar si lo que yo decía era cierto, me dijo que fuera la ultima vez que yo DECIA que me iba, la próxima vez preguntara así: "doctor, me puedo ir?" que yo ahí no me mandaba, que quién me creía yo, que yo estaba muy mal acostumbrada, que ya era el colmo y un montón de cosas más. Cuando terminó sólo dije:" sí, doctor". Salí del consultorio, tenía la cara roja y caliente y una rabia muy grande. Salí del hospital y tenía tanto coraje que regresé, subí las escaleras y me vi abriendo la puerta del consultorio otra vez...
A este punto solo puedo decir que aún cuando he llegado a la mitad del camino estoy cansada de ser el huevo...