A lo mejor suena hasta arrogante decir que yo, con la edad que tenía en aquel momento, puedo recordar hoy la crisis económica de los años 80.
Si bien es cierto, no sabía por donde iba tabla, pero de lo que sí estaba segura era que el clima era tenso; independientemente de que algunos adultos se esforzaran por no transmitir sus preocupaciones a los chicos, uno podía saber que algo no iba bien, sobre todo si veías a tu padre que guardaba la plata de la matrícula de la escuela en sitios insólitos, como en el interruptor de la luz de tu cuarto. No era seguro dejarlo en los bancos, eran los legendarios tiempos del "pagaré".
Al final tampoco fue seguro esconderla tanto. Ese año, cuando mi viejo quiso buscar el dinero, la plata que iba a ser para matrícula de sus tres hijos, se encontró con un montón de papelitos, desmenuzados en cualquier cantidad de pedacitos por las amigas polillas. Fue muy duro.
En esa época, como había bloqueo, no circulaba plata nueva y el aspecto de los dólares ya era de por sí lastimoso.
Tengo un billete de ese tiempo, que es imposible manipularlo como uno cualquiera, porque se deshace y no estan viejo como podría pensarse. A pesar que no soy superticiosa y debería tenerlo a buen resguardo en un sitio seguro, lo llevo conmigo a todas partes.
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4 comentarios:
Me encanta la foto. ¿Por qué no lo metes en un plástico para que se conserve mejor?
Que bueno que te guste. Estoy con el síndrome del juguete nuevo y voy por ahí haciendo fotos de lo que se deje hacer.
Guardarlo en plástico? Sí, la verdad es que ya es hora de que empiece hacer algo por conservarlo lo mejor posible.
¡Je! Tremenda reflexión y terrible añoranza.
Mi padre también lleva un billete de "peseta" en la cartera.
Sí, uno se arraiga a ese tipo de cosas
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