8.15.2006

Surrealismo hospitalario

Definitivamente, lo malo vivir en pueblo chico, es el amplio y no siempre cómodo espacio disponible para que se arme el infierno grande. De no ser así me desharía en detalles y contaría la de cosas que se experimentan siendo estudiante, o en cualquier caso, siendo ser humano.
Lo cierto es que hace muy poquito fue mi primer día en un servicio de pediatría, y aunque las instalaciones son de pena, y por algunas cosas que vi, el servicio tampoco es todo lo que podría esperarse, la gente en la sala aparenta tener buena disposición para con los pacientes. Me reservaré halagos, porque todavía no comprobé si la empatía es genuina o forma parte del estratégico camuflaje de la ignorancia colectiva de la que muchísimos formamos parte en el sistema de salud.
Cuando entré, inmediantamente tuve una suerte de flashback. Ya no era 2006, en un momento estaba 1983, y en otro momento en 1969. Imposible concebir cualquier tipo de modernidad, tal y como la conocemos hoy en día.
En medio de todo eso: los pacientes. Estaban literalmente por todos lados. Tan sencillo como que eso de "acceso restringido" no parece existir. Entras a un sitio a buscar un bisturí y ahí te encuentras a una ficha perdida en forma de niño de 8 años pero que en realidad tiene 12. Vas a contestar un teléfono y frente a ti una hilera de chiquillos, bañaditos y almidonados se dirigen a la salida ¿Para dónde van? ¡Ninguno de ellos fue dado de alta! ¡Vuelvan!... "Van a visitar a Fulanito, que ya regresó de la cirugía", se oye decir... Ah claro, obviamente, eso era. Me lo saludan! Mientras, me quedo leyendo la historia de este otro "con diagnóstico de HIV +, que ingresa con cuadro de vómitos de contenido alimentario. Refiere haber ingerido ensalda de cítricos (mango, sal, pimienta, vinagre), kaprichito y sepa Dios qué más!"
El día se me hizo corto y largo a la vez.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El día se me hizo corto y largo a la vez.
Fantástica síntesis. Veo que no solo escribes buenos posts waka, sino que también hay una gran coherencia entre tus dichos y tus actos. Felicitaciones por ello, ya que es algo que cada día se encuentra menos.
Espero que el tiempo y las circunstacias nunca haga decaer tu espíritu ni tu indignación.
No hay nada peor que un cínico desilusionado.
Te dejo un abrazo para que compartas con esos chicos (niños).

Borgeano dijo...

El anónimo es tu comentarista N·1 waka. Y gracias por comentar en los dos blogs míos aunque haya sido el mismo post!

wakalani dijo...

borgeano, siempre mintiéndonos tan cariñosamente... y se agradece el abrazo, será compartido debidamente =)

sobre el cinismo y la frustración, hablaremos en otro capítulo.