Aunque todo aquí siempre será una impresión personal de las cosas, cuando decidí empezar un blog, evadí la idea de hacer de este espacio un diario personal, evitar el modo -querido diario 40.0058v-, la intención era ordenar un sitio que pueda servir de algo, muy poco al menos; que quién entre por casualidad pueda encontrar al menos un link que le lleve a algo más elaborado, que se yo. Sin embargo hay cosas quizá merezcan la pena contar.
Hace una semana entramos en la etapa de la carrera en la que por fin se hacen las rotaciones clínicas. Estamos hablando de seis años de carrera, y que solo cuando llegas a cuarto año es cuando empiezas a ver como es el flujo de trabajo de un hospital. Obvio que no puedes atender pacientes, yo diría que más que por razones legales (no tener la idoneidad legal etc.) es por sentido común. Cuando llegas a este punto, si antes no te diste cuenta que en la U no se aprende nada, pues te cae tu balde de agua fría en el cuarto año de la carrera.
De manera que este semestre estamos pues estorbando a médicos y pacientes por distintos hospitales de la ciudad, puesto que ni esta, ni ninguna universidad ya sea privada o del estado tiene hospital propio. Incluso, las universidades privadas también envían a sus estudiantes a hacer las rotaciones en los hospitales del Estado. De manera que muchas veces a un sólo paciente lo ven un médico y hasta doce personas atrás. Éramos pocos y parió la abuela. ¿Se imagina estar internado en la sala de hematología tratándose de una leucemia severa y que una mañana se aparezca el doctor a visitarle (que ya es un milagro) acompañado del residente (que es con quien usted más lidia) y de uno, dos, tres cuatro personas más? ¿Que tal que llega el médico y le dice: Lo siento gorda, voy a ser honesto contigo... el tratamiento falló, será mejor que ya vayas pa casa y descanses. Ese fue el caso de la primera persona que vi en calidad de aprendiz de piratería.
El elitismo de este medio deja bien claras las jerarquías intocables que hay en el sistema desde que estas estudiando. Al estar el programa de la carrera dividido en "ciclos" en el que cada ciclo supone un que te acercas más a ser EL DOCTOR FULANO, pues se hace muy marcada la diferencia entre estudiantes. Me explico, en el primer ciclo, el llamado ciclo básico las materias son menos que básicas, supone un año y medio dando ingles, español, "fisicomatemáticas" (quien me oyera, qué se pensará) biología, y alguna más como antropología y educación física. Obvio que eres el paria, ni siquiera das todas tus clases en la facultad, por lo que no te enteras de nada. Ya en el siguiente siglo (año y medio más) empiezas a ver anatomía, fisiología y ese tipo de cosillas que van subiendo el ego porque ya sabes pronunciar taquicardia supraventricular paroxística, aunque no necesariamente sabes lo que significa. Después de eso: al agua patos; viene "la clínica" que se traduce entonces en las rotaciones clínicas. Por tradición (porque la norma no la vi jamas en ningun sitio) la gente viste de blanco de pie a cabeza y se cuelga un estetoscopio al hombro. En los hospitales vamos y estorbamos, pero en la U el estetoscopio te da ese toque de conquistador/a, entonces pues eso.
Y así entonces es como llegué a los laboratorios de patología del ION. La doctora sacó de un recipiente plástico una cosa que no tenía ni pie ni cabeza. Preguntó directamente qué podía ser por su aspecto. Sin temor a equivocarme hubiese dicho, una bola de volley de cuero de camella con 2 años de inmersión en agua contaminada. No tenía forma de órgano alguno. Me sentí sugestionada porque lo primero fue recriminarme haber olvidado tanto la anatomía que no podía ni identificar un órgano aislado, que vergüenza, pero no. Era un ovario. El tamaño normal de un ovario varía según la edad, pero por ponerle un número, un ovario puede medir de 2 a 4 cm de diámetro. Poca malicia la mía al verme en un instituto oncológico y no pensar en un ovario. La intención no es disculparme, pero estas tan extasiado pensando que como es posible que sólo un piso de tooodo un hospital sea el único con aire acondicionado, que como es posible que con 15 años a esta niña no se qué, pensando aaaah esto lo usan para esto, mira que bien, que a la hora de la hora (y el resto de las horas tambien) no sabes nada.
Vimos el tumor y sus particularidades y nos ordenaron a unos cuantos regresar en otro momento a hacerle la historia clínica a la señora. A una mujer que le habían sacado semejante cosa el dia anterior y tener que recibir a cuatro para volver a contar una cosa que quizá no tenga ganas ni de recordar. Hicimos la "entrevista" como le llamo yo después que otra mujer que era del Chorrillo (populoso/peligroso barrio de la ciudad) me preguntara que pa qué tantas preguntas, si es que le iba a conseguir un trabajo. Después de eso, la mujer preguntó acerca de su pronóstico. Cáncer no siempre es muerte, y creo plenamente que a este nivel (de conocimiento, no de tiempo), no estamos en capacidad de decir nada, pero uno se figura cosas. Sin embargo la respuesta colectiva de los que hablaron fue decirle que si le mandaron QUIMIO "de repente y si". Ni si quiera vimos fármacos antineoplásicos en su momento. Desconocimiento formal y total de los protocolos de administración. De oídas en estas semanas hemos visto que decir quimio no siempre supone un "de repente y si". Nos fuimos y así dejamos a la mujer en la cama, con un "de repente y si".
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2 comentarios:
me gusto mucho este post. seria bueno que hicieras una "serie" de notas sobre este tema.
has oido hablar del libro "nemesis medica" de ivan illich? yo lo lei hace muchisimo tiempo. en su momento me impacto. lo conoces?
saludos!
la verdad es que no lo he leído, pero lo cierto es que en el sector salud las cosas andan manga por hombro. lo bueno es que hay gente que lo reconoce, sin embargo la gran mayoría pasa por encima de muchas realidades, y bueno... con el tiempo todo se hace simplemente rutina y eso va mermando la calidad de los servicios y demás.
de este tema de las rotaciones, para bien o para mal quizá resulte ser un poco reiterativa, hay mucho que decir de lo que pasa dentro de un hospital en tercer mundo.
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