3.30.2005

el discurso del privilegio

Todos los vecinos de mi barrio
duermen siesta.
Pero hay chicos
que golpean puertas
fastidiando.
Piden pan
y no dejan escribir
los mejores poemas
sobre el hambre.

Jorge Montealegre: "Alta poesía"






I

Todos somos café con leche. No hay diferencia social. Quien estudia, llega. No estudia quien no quiere. Este es un país de oportunidades. Todos somos hermanos. Aquí no hay prejuicio. Aquí no hay discriminación. Aquí no hay distancias. Todo el mundo te trata de tú. Todos pueden hacerse ricos. La gente está contenta con lo que tiene. Aquí no hay desigualdad. Los amos quieren a sus esclavos como hijos. Los esclavos quieren como padres a sus amos. El discurso del privilegio es igualitario.

...

IV

Pobre, economiza. Explotado, produce. Hambriento, ayuna. Tiranizado, obedece. Oprimido, resígnate. Analfabeto, ignora. Humillado, humíllate. Amordazado, cállate. Manso, acobárdate. Despojado, sacrifícate. Encadenado, aquiétate. Olvidado, bórrate. Incomunicado, aíslate. Alienado, globalízate. Marginado, exclúyete. Enfermo, muérete. Desposeído, defiende lo que no tienes. Víctima, inmólate. Sacrificado, comparte el sacrificio. Sin tierra, desterritorialízate. Desesperado, no caigas en la tentación de la esperanza. El discurso del privilegio desalienta a quienes no tienen nada, salvo la esperanza, a favor de los que tienen todo, salvo esperanzas.

...

VI

Siempre habrá pobres y ricos. Siempre habrá privilegiados. Siempre se heredará la propiedad. Siempre se heredará el poder político. Las leyes de la economía de mercado. Las leyes de la evolución. Las leyes de la genética. Las leyes de la vida. La ley del triunfo de la civilización sobre la barbarie. La ley del triunfo de la raza superior. La ley del Talión. La ley del revólver. La ley del más fuerte. El discurso del privilegio se confunde con la ley natural. El discurso del privilegio se confunde.

...

XI

Mi beca. Mi subsidio. Mi instituto. Mi ascenso. Mi decanato. Mi rectorado. Mi senaduría. Mi diputación. Mi museo. Mi juzgado. Mi agregaduría. Mi embajada. Mi ministerio. Mi pensión. Mi dividendo. Mi National Endowment for Democracy. Mi Club. Mi cenáculo. Mi rosca. Mi círculo. Mi periódico. Mi canal. Mi programa. Mi apellido. Mi familia. Mi herencia. Mi clase. Mi whisky. Mi restaurante preferido en París. Mi receta. Mi chef. Mi estilista. Mi sastre. El discurso del privilegio es tarifado. Si todos toleraran el privilegio, no habría que encomiarlo. Si nadie amenazara el privilegio, no habría que defenderlo. El discurso del privilegio surge ante la amenaza contra el privilegio, y su intensidad es directamente proporcional a esa amenaza. El único fruto del privilegio es su discurso. Sus víctimas producen todo lo demás.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, deje un comentario en uno de tus post de febrero por error, espero lo leas

wakalani dijo...

Recibido y revisado... gracias por pasar por aquí... puedes escribir aquí wakalani(arroba)gmail.com
Un saludo