2.26.2005

confesiones a domicilio

Este servicio es posible gracias al Cura-Móvil

En Alemania, los confesionarios de varias iglesias corren el peligro de convertirse en un buen sitio para guardar escobillones. Tarde mal y nunca aparece un feligrés dispuesto a confesar sus culpas. Los pecadillos cotidianos ya no parecen atormentar el alma de los creyentes. Y, si lo hacen, ahí están los sicólogos o siquiatras. El diván reemplaza ampliamente el reclinatorio de la iglesia para la mayoría de los católicos germanos que tienen una noción a veces confusa del concepto de pecado.
Hermann-Josef Hubka, de 46 años, estrenó en marzo pasado su "confesionario móvil". En un pequeño bus Volkswagen, debidamente adaptado para cumplir con esas funciones, ha recorrido desde entonces varias ciudades alemanas, ofreciendo el sacramento a quienes de otra forma no habrían acudido a confesarse. No es tan famoso como el Papa-móvil, pero el confesionario rodante se ha convertido en una verdadera atracción...

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