6.27.2007

Sube el telón, bienvenidos todos al teatro de lo absurdo

Finalmente tuve cinco minutos. Cinco minutos en los que pude sentarme, luego de cinco horas seguidas de estar de acá pa' allá, obedeciendo órdenes de todo el mundo, desde "los cabos" hasta los "oficiales"...
Entonces llegué allí, a la silla del puesto de enfermería y frente al telefono un monton de papelitos pegados a la pared, llenos de números de todos lados: desde la sala 1 hasta la sala 25, pasando por el telefono del laboratorio, el del residente de turno, el del médico funcionario, el del jefe del servicio, el del otro servicio, el del otro hospital. Y en una listita bien prolija y visible, los números de KFC, Pizza Hut, Tamburelli, Popeye's, y todos los "deliveries" que uno se pueda imaginar. Hasta aquí nada mal, digamos que resulta hasta oportuno considerarlos entre los teléfonos de importantes en caso de emergencia. Sin embargo entré en conflicto cuando al lado de todos esos teléfonos había otro cartelito que decía: "Prohibido comer, tomar café, coca cola..." En verdad esos tres papelitos pegados en esa pared resumen muy bien la esencia de lo que he visto en esta, mi vida hospitalaria.

1 comentario:

Jimmy dijo...

Pues el Santo Tomás que es lo que describes es así. Total todos comen ahí a pesar de las prohibiciones, hay que comer algo porque la comida que dan ahí al personal es comible por los primeros meses o semanas y luego desarrollas una resistencia a esa comida (arroz con hueso, mondongo, arggghhh) que definitivamente hace imprescindible pedir algo de comer afuera o ir al Don Café.