- Buenos días. ¿Señora Raquel, no?
- ¿Sí?
- ¿Qué tal? Necesitamos conversar con usted un minutito, ¿sí podrá ser?
Estabamos listos para empezar a tomar sus datos y la historia clínica al detalle. Inquiriendo hasta en lo más mínimo. Sí, igualitos a hija de vecina, pero con un estetoscopio al cuello que te ampara, de repente y matizas la impertencia con un poco de "profesionalismo" ja!. Por mi parte opto por no incordiar a menos que no sea estrictamente necesario (nunca lo es), total siempre se pueden ver los expedientes y completar datos nimios con lo que otros ya han preguntado.
- Sí, sí. Pero, ¿yo puedo tomar café? es que no me trajeron y si no tomo me da dolor de cabeza.
Perdidos totales, como de costumbre, preguntamos al primero que pasó si la señora tenía alguna restricción en la comida. Nadie sabía si podía o no tomarlo, pero nos enteramos que en esa sala no llevan café nunca. De a vainilla té y no siempre.
La mujer estaba super cooperadora, inclusive, muy a pesar nuestro, dejó de comer para conversar con nosotros. De repente llegó un auxiliar con una silla de ruedas. Había que llevarla a hacerse una médula. Puso mala cara, aun sin saber por dónde iba tabla. Las sillas de ruedas dan mala espina.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario