2.12.2005

sensatez

nada es absoluto, incluso este enunciado, lo que me lleva a pensar en dos opciones: que pueden haber absolutos o que toda la realidad es absoluta. cuando se cae en estos abismos, realmente no se sabe ni que pensar. hay una escala de valores que no se corresponde con la tradicional, pero que por más que se niegue esta sujeta a ella, porque simplemente es lo que hay. y lo que hay es una búsqueda de individualidad en un océano que sólo ofrece colectividad. hay tendencia a la cima y también a las simas, pero nunca se llega ni a una ni a otra, sólo se está gravitando cerca de ambas, pero nada se define. lo peor a veces parece lo mejor y consiste en que hay conciencia de que se vive ésta condición. eso parece un buen comienzo o al menos un comienzo, puesto que aparentemente el
entorno no manifiesta esta conciencia, pero como nada es absoluto, todo es relativo y viceversa, nunca se sabe. contradictorio, no sé, de momento nauseabundo y a veces hasta puede producir indiferencia, puesto que en ese gravitar surge una repentina adaptación con duración indefinida. hágase lo que se haga, lo que queda es inconformidad, insatisfacción, siempre un mal sabor de boca. entonces qué se hace. se ven venir las realidades, sin pertencer a ellas, se ésta por estar, sin gustos, sin preferencias, sin voluntad pero tambien sin complacencia ninguna: inconformidad ante todo. ¿merece la pena seguir?
de estas cosas lo mejor es no que ocuparse, evitar pensarlas o creer vivirlas, puesto que
hay tanto por hacer, que éstas cavilaciones de quinta atrasan y mucho, más cuando es lo único que se tiene más a mano.

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