Tengo que decir que hace poco me tocó ir a Sitio Barriles y la experiencia es como pocas. En primer lugar, te pega fuerte darte cuenta que ignoras tantas cosas, que si bien es cierto, tal vez mañana no te sirvan para pagar las cuentas, de una manera de otra, forman parte de ese pasado que es tuyo, pero que a la vez no lo es.
En segundo lugar, ver en vivo imágenes de las figuritas del libro de Estudios Sociales, el acceso a tocar algunas piezas en tres dimensiones cuando hace muchos años, había más bien que recortarlas, es simplemente surreal.
Pero lo mejor de todo, es la sumatoria ambiente-atención-esmero, que pone la gente a cargo lo que más le llega al visitante (al menos a esta visitante). Resulta ser que las piezas fueron encontradas en los terrenos de la familia Haux, alrededor de los años 40. Desde entonces, la finca es un punto de encuentro para cualquier cantidad de investigadores de toda embergadura. Sin embargo, las tierras no dejan de ser de la Sra. Haux, y a la vez patrimonio del resto de la humanidad. Llegas a la hora que sea, y ves a la familia cosechando, cocinando, trabajando y faenaeando, y de repente te recibe la señora Haux, quien te acompaña a recorrer los puntos de interés del Sitio, mientras te describe con detalle, absolutamente todo lo que ves. Lo lindo, es ver como, casi de su propio peculio, mantiene el valor histórico del lugar, sino que lo hace de el, un sitio altamente acogedor.
3.30.2007
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